1. Une rencontre a París

16:48 / Publicado por Mercure22 /



Tenía treinta y cinco años. Mi pareja y yo, con el que llevaba ya bastantes años, nos dirigimos a la Ópera de París, pues habíamos sido invitados a la estrena del último Ballet que se representaba ahí.
El espectáculo fue sobrecogerdor y me dejó con las emociones a flor de piel. Al terminar, nos dirigimos a la Sala de los Espejos donde se realizaba un cocktail para los inivtados a la premiere. Tomé una copa de champagne y al levantar la vista le ví a él refeljado en el espejo. ¿Era a caso una ilusión óptica? Era posible que me lo encontrara ahí después de quince años sin saber prácticamente nada de él? Me volteé y efectivamente ahí estaba él; con su ámplia sonrisa y aquellos ojos azules. Sorprendido también de verme se acercó a mi y me dio dos besos. Tras preguntarnos por nuestras vidas presentamos a nuestras respectivas parejas y les dijimos que ibamos a dar una vuelta para tener una charla de viejos amigos.
Yo ya hablaba francés cosa que le sorprendió y él había olvidado prácticamente el español. Estuvimos largo rato conversando contándonos que había sido de nosotros durante aquellos quince años. Al pasar largo rato decidimos que lo mejor era volver con nuestras respectivas parejas ya que debíamos saludar a gran parte de la gente invitada en el cocktail, llegando ya a donde nos esperaban él me dijo.
- Peux-je te voir demain ?
- Demain? Pourquoi? - pregunté extrañado
- J'aimerais pouvoir parler plus avec toi tranquillement. À quatre heures en face du sacré coeur?
- Ahí nos vemos.

Eran las cuatro y cino de la tarde y trás subir la agotadora pendiente que conduce a los pies de las escaleras que conducen a la Iglesa del Sacré Coeur de París, levanté la vista y ahí estaba él, al lado de aquél precioso tiovivo. Y al acercarme a él acudieron recuerdos a mi cabeza que creía olvidados...

Me trasladé quince años atrás, en aquél día lluvioso de Ocutbre, cuando tan solo teníamos veinte y diecinueve años, y él me hizo cerrar los ojos.
- Pienso que las cosas se aprecian mejor cuando las ves de golpe. - Me dijo.
Al ver que yo no me atrevía del todo andar con los ojos cerrado, bastó un "Confia en mi", para que los cerrara y dejara que él me llevara la mano. Yo hacía trampas y entreabria los ojos pero solo para mirar al suelo y no dar un traspié. Finalmente los cerré y me dejé llevar. Al poco rato nos detuvimos.
- Ahora ábrelos.
Abrí los ojos y frente a mi apareció una de las imágenes más bellas que puedo recordar. Un tiovivo iluminado a la izquierda en el nivel inferior, a los lados caminos de tierra que conducían hacia el nivel intermedio en los cuales había varios niveles llenos de césped con bancos entre cada pequeño nivel y arriba del todo tras una pequeña escalinata la iglésia del Sacre Coeur. Aquello me pareció un detalle tan bonito...Él sin querer me regaló aquél instante de belleza infinta lleno de romanticismo y ante aquello me emocioné y tuve que hacer un esfuerzo para contener las lágrimas que pugnaban por salir. Andamos hasta el segundo nivel y empezó a llover de nuevo. Abrí el paraguas y nos sentamos en un banco a observar París, la lluvía caía y nostros estábamos sumidos en el silencio con nuestras manos entrelazadas y sentí que la conéxion que había en aquél momento entre nosotros era mayor que la que habíamos podido tener en cualquier momento. Estuvimos así un buen rato el una junto al otro con nuestro corazones latiendo al mismo ritmo hasta que él se levantó para llevarme todavía más arriba. Ya en frente del Sacré Coeur al ver que no dejaba de llover nos metímos en la iglésia y ahí, con sus dedos entrelazados en los mios, sintiendo el calor de su mano, dimos una vuelta por el interior. Al salir la lluvia había cesado, y nos perdimos entre los callejones de Monmartre...

- Siempre supe que te encantó éste lugar. - dijo él arrancandome de mis recuerdos al ver mi cara.
- Oui. - Respondí yo sorriendo.
Paseamos y nos perdimos de nuevo entre los callejones de Montmartre. Pero ésta vez era distinto, nos preguntábamos sobre nuestras vidas en una conversación en la que cambiamos del francés al español constantemente. Él me contó lo bien que le había ido todo y me habló de su pareja con él cual llevaba bastante tiempo, llegó mi turno y le dije que no me podía quejar, que a pesar de que el comienzo fue duro al final la vida me sonrió, y le hablé de mi pareja y los planes de futuro que teníamos juntos, que teníamos ganas de asentarnos llevar una vida más tranquila y, en medida de lo posible, intentar formar una famila. Ahí su rostro cambió, se detubo en seco y con sus ojos azules penetrando los mios me confesó que al verme de nuevo se había dado cuenta de que seguía queriendome y me pidió que lo dejara todo, que huyéramos bien lejos de todo y de todos para poder empezar una nueva vida juntos. Yo le respondí que yo también le quería, y siempre le había querido, pero aunque no del mismo modo también quería a mi chico y llevaba mucho tiempo con él, teníamos planes de futuro y no sabía si podría hacerle esto. Sus ojos desesperados se reflejaron en los míos, pues no logro recordar si la conversación fue así o justamente al revé. Pero si recuerdo las dudas que nos asaltaron a los dos. Los dos queríamos estar juntos y compartir con el otro el resto de nuestras vidas, pero sabíamos que para lograr aquello teníamos que herir a aquellos que tanto amor nos habían regalado. ¿Qué era lo correcto? A caso era lo correcto reunirte de nuevo con aquella persona que amas y que quizás hayas amado toda tu vida a pesar de herir los sentimientos de otra persona? O renunciar al verdadero amor con tal no herir los sentimientos de otros? Y de repente nuestros ojos se iluminaron. Los dos habíamos tomado una decisión y sabía que los dos habíamos decidido lo mismo. Nuestros labios se abriero a la vez, quizás para pronunciar aquellas palabras, quizás para entrelazarse en un beso y entonces...

... Entonces desperté. Y me di cuenta de que todavía tenía veinte años y me encontraba tumbado en mi cama, en Madrid. Todo había sido un sueño y a mi me había parecido tan real... Le había vuelto a tener, cerca y quizás para siempre y en un segundo al abrir los ojos todo aquello se esfumó como el agua que se escurre entre los dedos. Y entontces comprendí que debía seguir mi vida y que si realmente estabamos destinados a estar juntos el destino tarde o temprano, nos volvería a reunir.
(Las fotos fueron tomadas aquél día que recuerdo en París con él a mi lado)

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3 comentarios:

Comment by mytemptation on 12 de abril de 2009, 20:54

...sólo el tiempo contiene esa respuesta... mientras esfuérzate en ser feliz, en aprender francés (jajajja), en dar lo mejor a quien comparta tu vida... y guarda esas fotos en un rinconcito de vez en cuando tal vez esa misma noche te hagan soñar, o quién sabe te den las respuestas de futuro, creo que lo llaman de-ju-vú

Comment by Christian Ingebrethsen on 12 de abril de 2009, 23:37

Precisamente el sueño que me contaste el otro día jajajajaja. Mi consejo es que sigas adelante pero tampoco te emparanoyes en rehacer tu vida, el amor tarde o temprano volverá a tí y no tiene sentido adelantar su llegada, simplemente sé feliz vale?

Besos.

Comment by Thiago on 13 de abril de 2009, 11:33

jaja siempre nos quedará Paris.

tu post se lee un poco como una peli, incluida la música con la canción de Piaf, cari.

Aunque si te digo la verdad, me ha quedado alguna duda, que parece que otros comentaristas no han tenido, pues ya parece que saben de qué hablas. Y ahí estoy en desventaja jajaj. El caso es que no me aclaro con el sexo de los protas y sus parejas... ¿Son cuatro hombres? A veces hay algo femenino en tu relato como el deseo de crear una familia o el cogerse de la mano por la iglesia.... Y hay un error en un momento dado justo cuando podia aclararme y pones: "Estuvimos así un buen rato el una (sic) junto al otro con nuestro corazones latiendo al mismo ritmo..." Entonces me queda la duda si el narrador es una mujer, pq creo entender que los otros 3 son hombres... ¡Pero claro si tu eres el narrador no puede ser, jajaja!

En fin, parece desprenderse de esto que todavía suspiras por un amor perdido con el que viajaste a Paris. Y en el quid de la cuestión, creo que debería decirte que se debe luchar por el amor pase lo que pase y sufra quien sufra. No es tu responsabilidad si alguien sufre. Tu tienes la obligación de ser feliz y no puedes dejar escapar el amor de tu vida...

Despues de tu comentario en mi blog, he estado mirando tu lista de blogs que lees y no son muchos, y entre ellos, veo el de Canalla. Mi querido Canalla, yo ya no le leo para no sufrir... Igual tendría que irme a Londres a buscarle, tb.....

Bezos.

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